jueves, 4 de julio de 2013

Amor mazmorra


Mis manos ya no saben acariciarte,
sólo quedan los relámpagos, los cuchillos,
el fuego y el aceite hirviendo.

Mis labios ya no saben besarte,
sólo queda una lengua áspera,
palabras rancias y aliento corrosivo.

Este amor se volvió una mazmorra,
chalet en Sodoma - burdel en Shangri – La.

Aquellos viejos chantajes ya no me llenan de ternura,
me invade la amargura de tener un corazón que ya no late por ti.

jueves, 20 de junio de 2013

Al tiempo encomiendo mi espíritu.

A veces esta cruz de tus huesos es tan pesada que mi espalda lanza aullidos de furia hasta pintarse morada.

Cada día debo buscar un refugio a tu atorrancia, ya sea en algún barullo de mi mente, en un relámpago, en la tarja de los trastes, en el baño, durmiendo o escribiendo como un demente.

Cuando traicionas el amor se vuelve un clamor cotidiano, tan filoso que puedes cortar con un beso la delgada seda de la felicidad.

A veces tu sonambulismo crónico me fustiga las piernas y tu mala educación me patea el estómago hasta robarme la respiración.

La noche y el sueño son mis trincheras. 
Un palacio nocturno donde soy el único dueño de mi tiempo.

Al tiempo, encomiendo mi espíritu.

martes, 11 de junio de 2013

La ventana empañada



Sigo encadenado a una monotonía religiosa, caminando a lado de una sombra extraña, viendo mis rostro cada vez más serio y silencioso.
Estar acá es como estar detrás de una ventana una tarde lluviosa, deseando ser el agua que lame los cristales tratando de limpiar la tristeza untada en mi rostro.
Me persigue el amargo, ardiente y estúpido aroma de la ausencia de todo lo que esta afuera de esta habitación tan estrecha.
Ataviado con colores melancólicos trato de pintar sonrisas en la ventana empañada pero me invade el asco y termino derramando cólicos sobre mi colchón.
Sigo estando detrás del cristal, contando gotas de agua, tratando de cortar los grilletes (invisibles) que me enganchan a esta habitación.

jueves, 6 de junio de 2013

¿Cómo hacer té el amor?

Hacer té el amor

¿Qué necesito?

-Para hacer té el amor necesito cosechar el deseo que sembré con palabras en tu honor. Dejarlo remojando en saliva en un molde de besos, amasarlo con la lengua y morderlo hasta lograr una consistencia lasciva.

Elaboración


-Quitar las capas de ropa que ya no sirven.
-Untar caricias al gusto en todo tu cuerpo hasta que destile el jarabe de tu vaina y el sudor haya limpiado los restos de cordura sobre la piel.
-Mezclar tu cuerpo con el mío, revolverlo el tiempo necesario hasta que tu vientre absorba mi erección.
-Agitar con intervalos pausados, furiosos, apasionados y profundos hasta alcanzar el punto del orgasmo.
-El resultado será un delicioso té el amor de consistencia cremosa, con una hermosa coloración de lava ardiente.

Para una segunda porción repetir todo el proceso.

¿Cómo decirte?

¿Cómo decirte que anhelo bendecirte

con un estilete en tu garganta?


¿Cómo decirte que tú corazón no encanta,

es sólo el músculo terco que mantiene tus vidas?


¿Cómo decirte que ni el beso de Midas

es capaz de volver a iluminar tu mirada?


¿Cómo decirte que eres la marioneta de tu orgullo, 

el gran ocaso en el capullo del zodiaco?


Antaño escribía con plumas de ganso, 

ahora sólo tengo las espinas que clavaste en mi frente.


Aún así, no me canso...


Te ofrendo mi corazón carbonizado y mi cráneo reluciente.

¿Cómo decirte que es lo mas inteligente que puedo regalarte?

miércoles, 5 de junio de 2013

El país de las hadas

Sigo abriendo las ventanas por costumbre, en recuerdo de aquella ceremonia en la que yo me desnudaba en la oscuridad y me asomaba a lamer estrellas. Tú reptabas hacia mi balcón como una impía. Limpiabas los restos estelares en mis labios con tu lengua de gato.

En la deriva de la luna llena naufragábamos en las sábanas, dañando la moral; ahorcándome en tu melena. 

Invertía mi erección en la pastosa apuesta de tu vientre, visitando cada una de tus habitaciones para darles brochazos de simiente hasta que (inevitablemente) me derretía en alguna de ellas. 

Al final nos comunicábamos con gruñidos aquello que nuestros cuerpos sudaban.

Sigo abriendo las ventanas, lamiendo estrellas aunque ya no bajes de ellas para reptar hasta mi balcón.

Me acuesto en mi cama congelada abrazando mis almohadas como en el pasado, cuando vivía enamorado en el país de las hadas.

martes, 12 de marzo de 2013

Parado frente al espejo


Parado frente al espejo veo caer los pétalos de mi piel sobre mi pecho, mis ojos se ocultan bajo el cerro de arrugas, mis dientes caen como una llovizna impertinente de calcio oxidado,  mi cráneo desnudo trata de cubrir con sudor el pudor de la calvicie mientras mis huesos se van deshaciendo con rima consonante a los relámpagos de invierno.
El tiempo no deja de pintar muerte sobe mi retrato, trabaja sin descanso buscando el mejor ángulo de los años, encuadrando mi osamenta en un estúpido féretro.
Parado frente al espejo veo al diablo haciendo gestos frente a mi espalda, sacándome la lengua, acomodándose las tetas.
Entonces descubrí que la muerte se olvidó de llevarme a tiempo.